Volvemos al origen. Ya lo veíamos anteriormente con los tocadiscos, los teléfonos móviles tipo concha y totalmente desconectados de la red, los pantalones anchos o acampanados, el regreso a las tiendas al peso o a granel, en las que el cliente solo paga por la cantidad de producto que se lleva, o en la necesidad de adquirir alimentos de proximidad o de temporada. Ahora esta tendencia también se traslada al sector de la fotografía, donde conviven tres corrientes diferenciadas. Aquella en la que los nostálgicos o los más jóvenes vuelven a lo de antes, a capturar lo que pasa ante sus ojos con una cámara de tipo desechable o las de uso más prolongado y para las que hay que usar carrete, y los que apuestan por el control total que le brinda el ámbito digital. Estos no se separan de su terminal porque en él tienen todo lo que necesitan para sobrevivir (cámara, GPS, buscador, música, juegos, aplicación bancaria o del supermercado, etc.). En medio de todos ellos surgen los que buscan un consumo mucho más inmediato. Estos últimos llevan consigo una cámara instantánea que les permite tomar fotografías e imprimirlas de forma directa, o un teléfono inteligente combinado con una impresora fotográfica portátil, que además de obtener la imagen en soporte físico, es posible personalizarla con efectos, marcos, textos, imágenes o códigos QR, entre otros recursos. Después de esta breve introducción para ponernos en antecedentes, iniciamos el análisis. El mercado español de la fotografía digital registra un ligero crecimiento de casi un 3% con respecto al año 2020, llegando a situarse en los 156 millones de euros. Desde la pandemia parece que a este mercado le cuesta levantar el vuelo, porque si bien es cierto que en 2019 mostraba valores superiores a los 220 millones de euros, a partir de aquí le ha dado tiempo a caer e incrementarse tímidamente en un periodo de dos años. Tampoco podemos obviar como los fabricantes de teléfonos inteligentes continúan avanzando a pasos agigantados en esta área, dotando a estos dispositivos con sensores principales de 50, 64 o 108 MP, con gran angular, tasas de refresco de 120, 144 o 165 Hz, incorporación de la IA para lograr mejores resultados en las tomas, potentes procesadores y mucho más. Todo sea por ofrecer una experiencia fuera de serie. Así, según contempla el proveedor de datos Statista en su gráfica `¿Acabarán los smartphones con las cámaras fotográficas´ y atendiendo a los datos de CIPA (Camera & Imaging Products Association), se expone que "los envíos de cámaras a nivel mundial cayeron un 93% entre 2019 y 2021". La razón de esta caída en las ventas puede deberse a que las cámaras digitales con lentes incorporadas eran los aparatos que "los fotógrafos ocasionales solían utilizar antes del auge de la fotografía con teléfonos inteligentes", explican.

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