Si algo nos dejó claro la pandemia es que no podemos vivir sin móvil. Este artículo era visto como un lujo tiempo atrás y tan sólo unos pocos privilegiados lo tenían a su alcance. Poco a poco esta tendencia cambió dando paso a la democratización de la tecnología móvil. Ahora el pastel está más que repartido, y el usuario tiene dispositivos para dar y tomar, desde aquellos más modestos y con las funcionalidades más básicas, hasta los más sofisticados y con prestaciones que van más allá de los dedos de una mano. Luego, llegó el Covid-19 y puso tierra de por miedo acompañado de los toques de queda, las restricciones y la distancia social, llegando a desplomarse el mercado de la telefonía doméstica un 3%, pasando de los 1.850 a los 1.790 millones de euros en 2020. Un año después, la situación es bastante diferente, ya que no sólo llegó a superar este bache pandémico, sino que mejoró sus marcas. De este modo, este segmento experimentó un incremento de casi un 10% con respecto a este periodo, situándose en los 1.987 millones de euros. Al analizar la evolución interanual de las ventas, podremos observar como el primer puesto lo ocupan los móviles de contrato, que se llevan la palma en las tres categorías, con un 275% en valor, un 56% en unidades y un 139% en precio en comparación a 2019-2020. Este tipo de producto suele estar demandado por un público de avanzada edad, que eligen esta tecnología frente a otras más sofisticadas para comunicarse con sus seres queridos. A pesar de que su coste se disparó por encima del 100%, son muchos los que confiaron en ella durante el confinamiento. En cambio, los de prepago no tuvieron esa misma suerte, cayendo en picado en los tres ámbitos, siendo su precio el que más descendió de toda la categoría. Pese a que esta característica podría influir en su adquisición, los usuarios no sienten tanta atracción por este modelo como por otros que responden mejor a sus exigencias actuales, como pueden ser los terminales de siempre o los inteligentes. Por su parte, los móviles libres muestran cifras positivas, pero no son tan significativas como en los modelos predecesores.

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