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S
on una tendencia y han llegado
para quedarse. Hasta la reticente
Apple ha sucumbido a los en-
cantos de estos nuevos gadgets. Los
weareables –esos pequeños aparatos
y dispositivos electrónicos que se in-
corporan en alguna parte de nuestro
cuerpo interactuando continuamente
con el usuario y con otros dispositi-
vos-, llegaron hace escasos cinco años y
empiezan a colarse entre las demandas
de los usuarios. Es cierto que aún les
queda bastante recorrido por andar en
cuanto a funcionabilidad y prestacio-
nes se refiere, pero desde luego son un
gadget a tener en cuenta.
El límite con los wearables puede no
tener fin. Eso sí, de momento bajo el
paraguas de ese nombre los más conoci-
dos son los relojes inteligentes o smart-
watch, las pulseras que monitorizan
nuestro estado de salud, o incluso las
gafas como las Google Glass de Google,
de las que el gigante acaba de anunciar
que dejará de comercializar su modelo
actual para centrar sus esfuerzos en
un nuevo modelo que lanzarán este
mismo año.
Más allá de esta mera tendencia los
weareables tienen sus pros y sus con-
tras. Nos encontramos frente a un mer-
cado tan inmenso como imaginación
se posea que además puede ofrecer
productos tremendamente útiles. ¿Qué
nos vamos a encontrar en el futuro de
esta tecnología portátil? Los beneficios
potenciales de los dispositivos portáti-
les son múltiples. Desde ayudar a con-
trolar nuestra salud, a permitirnos estar
conectados en cualquier momento y en
cualquier lugar hasta darle aplicacio-
nes para negocios,... Nos encontramos
frente a un sector que se encuentra en
sus primeros pasos y al que le queda
mucho camino por recorrer.
Grandes esfuerzos en el diseño
La aparición de un nuevo nicho de mer-
cado supone una buena oportunidad de
negocio para los fabricantes. ¿En qué se
fija el consumidor a parte de las especi-
ficaciones técnicas? En el diseño. Gran
parte del éxito o fracaso de un dispositi-
vo de estas características, especialmen-
te en cuanto a smartwatches se refiere,
se basa en su diseño. No olvidemos
que es algo que vamos a llevar puesto
y formará parte de nuestro atuendo.
Este esfuerzo se ha visto reflejado en los
últimos lanzamientos de los principales
fabricantes. En el último lanzamiento
en nuestro país de Samsung encontra-
mos un buen ejemplo de ello. El nuevo
smartwatch del gigante coreano, el
Gear S, es simplemente espectacular.
Elegante y funcional, el Gear S cuenta
con tarjeta SIM y conexiones 3G, Wi-Fi
y Bluetooth y una pantalla curva Super
Amoled que se adapta a la muñeca.
LG no se ha quedado atrás y ha mos-
trado sus armas con el reloj inteligente
LG G Watch R, con sistema operativo
Android Wear, pantalla táctil circular
de 1.3” P-Oled de 245 PPP, compatible
con Android 4.3 o superior y resistente
al agua y al polvo. En definitiva un reloj
muy bello que además te permite estar
conectado en todo momento.
Apple ha sido de los últimos a subirse a
este barco y presentó recientemente su
modelo de smartwatch. El Apple watch
permite conectar tu calendario, tus con-
tactos y tus citas, sabe como empleas tu
tiempo y te ayuda a ser más eficiente y
productivo. Permite además enviar y
recibir llamadas y correos.
Retos
Uno de los mayores desafíos a los que
se enfrenta esta tecnología portátil es su
capacidad de incorporar datos. Entre los
dispositivos que podemos encontrar en
el mercado actualmente podemos hallar
desde lo más básico, como medidores de
pulsaciones o incluso reproductores de
mp3, hasta aparatos capaces de permi-
tirnos contestar una llamada o de ver
los mensajes que nos mandan al correo
electrónico o al whatsapp. Cuantas más
funciones y capacidades tengan, más
útil para el usuario es. Pero si hay algo
que los fabricantes tienen presente es
que los nuevos weareables deben poder
conectarse a Internet.
Los weareables no han venido a desban-
car a los smartphones, algo que a día de
hoy parece simplemente imposible, han
llegado para convivir con ellos. Algo
parecido a lo que pasó con la llegada
de las tablets que parecía que iban a ca-
nibalizar las ventas de los smartphones
pero no fue así. Los nuevos dispositivos
inteligentes no tienen que reemplazar
el teléfono inteligente o cualquier otro
dispositivo existente.
Los principales
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sus esfuerzos en crear
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con un gran diseño