Según la FAO, cerca de 1.300 millones de toneladas de comida se desperdician cada año a nivel mundial. Esto equivale a casi un tercio de la producción global, con un impacto directo en el medioambiente y en la economía de los hogares. En España, estos datos muestran una ligera mejora debido ...
Según la FAO, cerca de 1.300 millones de toneladas de comida se desperdician cada año a nivel mundial. Esto equivale a casi un tercio de la producción global, con un impacto directo en el medioambiente y en la economía de los hogares.
En España, estos datos muestran una ligera mejora debido a una creciente concienciación sobre la problemática: en 2024, el desperdicio alimentario se redujo 4,4% respecto a 2023, situándose en 1.125 millones de kilos o litros, lo que supone unos 24,38 kg o litros por persona cada año, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Con motivo del Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, Grundig, marca de referencia en electrodomésticos, presenta cinco rutinas sencillas para que los hogares reduzcan su huella de desperdicio y promuevan un consumo más consciente.
Estas prácticas forman parte de su campaña internacional Respect Food, que une innovación tecnológica y pequeños hábitos cotidianos para combatir una de las grandes problemáticas ambientales y sociales de nuestro tiempo.
1. Planificar antes de comprar: Organizar un menú semanal ajustado a lo que realmente se va a consumir y elaborar listas de la compra, ayuda a evitar duplicados, improvisaciones y compras impulsivas. Recursos como aplicaciones y notas digitales que muestran lo que ya tienes en casa, así como alertas de caducidad, pueden servir de aliados para ajustar las compras a las necesidades de cada familia.
2. Almacenamiento óptimo para prolongar la frescura: Conservar los alimentos correctamente es clave. Grundig integra tecnologías como AeroFresh, que mantiene una distribución de aire homogénea para conservar los alimentos hasta un 30% más que en frigoríficos convencionales. También tecnologías como Vitamine Zone ayudan a preservar vitaminas de frutas y verduras mediante un sistema de iluminación especializada, aumentando la durabilidad y frescura de los alimentos.
3. Dar una segunda vida a los ingredientes: Restos de pan convertidos en tostadas o picatostes, verduras maduras en cremas o caldos, e incluso sobras transformadas en nuevas recetas creativas. Es importante darle una segunda oportunidad para crear recetas deliciosas que convierten lo que parecía desperdicio en platos nutritivos. Además, los hornos Grundig con tecnología HotAeroPro garantizan una distribución de calor uniforme, facilitando cocciones homogéneas y reduciendo la probabilidad de desechar alimentos por cocción desigual o platos poco apetecibles.
4. Comprender las etiquetas: Una de las principales causas del desperdicio es la confusión entre "consumo preferente" y "fecha de caducidad". El primero indica hasta cuándo un producto mantiene sus propiedades óptimas, pero puede seguir siendo consumido después sin riesgo. El segundo, en cambio, marca el límite de seguridad alimentaria. Conocer la diferencia evita tirar comida que todavía es perfectamente comestible. Además, revisar sellos de calidad, origen o propiedades nutricionales ayuda a valorar más los alimentos y a darles el uso que merecen.
5. Porciones conscientes: Servir cantidades ajustadas al apetito real de cada persona y guardar lo que sobra en recipientes herméticos permite disfrutar de los alimentos en otra ocasión.
"Reducir el desperdicio alimentario empieza en casa, con decisiones pequeñas que tienen un gran impacto. En Grundig creemos que la tecnología, combinada con hábitos responsables, puede marcar la diferencia para un futuro más sostenible", afirma Manuel Royo, director de marketing de Beko Europe en España.
Con iniciativas como Respect Food -que ya ha colaborado con chefs internacionales, ONGs y proyectos locales para sensibilizar sobre esta problemática-, Grundig refuerza su compromiso con la sostenibilidad y anima a los consumidores a unirse a este movimiento global. Cuidar de los alimentos significa también cuidar de la economía doméstica y del planeta. Cada pequeño gesto cuenta: menos desperdicio significa más respeto por la comida, por nuestro bolsillo y por el futuro de todos.