Niños y tecnología: una relación compleja con infinitas posibilidades

Los niños que interactúan con tecnología desde edades tempranas desarrollan con mayor rapidez habilidades como la navegación por interfaces, la resolución de problemas técnicos, la multitarea y, en algunos casos, incluso el pensamiento computacional. Con todo, un uso excesivo de pantallas puede tener consecuencias negativas sobre la salud física y emocional. La cuestión es: ¿dónde hay que poner el límite?  

19/05/2025

A principios del siglo XXI, el mundo experimentó una transformación tecnológica sin precedentes. El acceso a internet, los teléfonos inteligentes, las tablets y los ordenadores personales no solo modificaron los hábitos de los adultos, sino que dieron forma a una generación entera: los llamados nativos digitales, que han crecido rodeados de ...

A principios del siglo XXI, el mundo experimentó una transformación tecnológica sin precedentes. El acceso a internet, los teléfonos inteligentes, las tablets y los ordenadores personales no solo modificaron los hábitos de los adultos, sino que dieron forma a una generación entera: los llamados nativos digitales, que han crecido rodeados de pantallas, hiperconectividad y acceso inmediato a una fuente ilimitada de información.

Pero, ¿cómo influye todo esto en su desarrollo? ¿En qué medida el contacto con la tecnología y el internet impacta en su aprendizaje, sus relaciones sociales y sus habilidades cognitivas y emocionales? A continuación, vamos a responder a estas preguntas explorando diferentes perspectivas -académicas, pedagógicas, psicológicas y familiares- para ofrecer una mirada equilibrada sobre el papel de la tecnología en la vida infantil.

Tecnología y aprendizaje: entre el acceso y la distracción
Ventajas del entorno digital
Uno de los argumentos más frecuentes a favor del uso de la tecnología en la infancia tiene que ver con las oportunidades de aprendizaje. Hoy en día, plataformas como YouTube, Khan Academy, Duolingo o apps educativas permiten que los niños aprendan desde matemáticas hasta idiomas extranjeros a través de métodos interactivos y adaptativos.

Además, la educación formal también ha integrado las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación) como herramientas pedagógicas. Las pizarras digitales, plataformas de aula virtual (como Google Classroom o Moodle), juegos educativos y recursos multimedia enriquecen el aprendizaje y permiten una mayor personalización. "Las tecnologías bien utilizadas pueden mejorar el rendimiento académico, estimular la curiosidad y adaptarse al ritmo de cada niño", explica la pedagoga Laura Domínguez. "Pero esto requiere acompañamiento docente y familiar, y no puede dejarse al azar", avisa.

A pesar de estas ventajas, la tecnología también ha introducido nuevos desafíos en el aula y en casa. Uno de los principales problemas es la distracción. Las notificaciones constantes, la posibilidad de saltar de una tarea a otra y el acceso a redes sociales o videojuegos en dispositivos multifunción pueden dispersar la atención de los estudiantes.

 

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