La importancia del entorno para las empresas

José Carrasco, co-fundador de Fersay, reflexiona en el presente artículo acerca del importante papel que juegan las empresas para el crecimiento económico de un país, independientemente del tamaño que tengan estas, y pone en valor la dedicación y el esfuerzo de los empresarios por seguir avanzando, a pesar de los obstáculos que se le pongan por delante.

24/02/2023

Por José Carrasco Algunas veces parece que los astros se ponen en posición y vienen una serie de consecuencias, todas seguidas como las fichas del dominó en fila que cuando cae la primera caen todas y nadie se da cuenta del impacto real que esto tiene en las empresas y de ...

Por José Carrasco

Algunas veces parece que los astros se ponen en posición y vienen una serie de consecuencias, todas seguidas como las fichas del dominó en fila que cuando cae la primera caen todas y nadie se da cuenta del impacto real que esto tiene en las empresas y de la dificultad que esto tiene para la supervivencia de las mismas.

Que suben los costes salariales a la misma vez que la inflación supone un aumento considerable de las compras de todo tipo y encima acabamos de pasar una pandemia y además suben los impuestos y tenemos guerra y todo esto sin previo aviso y de golpe.

Los consumidores también se encuentran con subidas de todo y tratan de consumir con algo más de prudencia, lo que hace que compren menos productos y acabará afectando a todas las empresas.

Pero que encima se las critique mientras trabajan duramente es todavía más injusto y contribuye a crear un ambiente que hace más difícil todavía su labor, pues parece que trabajar para cualquier empresa es malo, es algo negativo.

Si no hubiera empresas o si cerrasen una mayoría de ellas, el país entraría en quiebra técnica y se podrían poner en peligro las pensiones, la sanidad, la educación e incluso el saldo del banco o parte del saldo. Esto nunca se ha explicado en un colegio.

Si los jóvenes supieran que una parte importante del presupuesto de España son los impuestos que pagan las empresas, en su mayoría pequeñas y medianas y sobre todo las llamadas microempresas (entre 1 y 10 trabajadores) que son mayoría del total de empresas dadas de alta, podrían entender mejor lo importantes que son.

Una cosa es que pocos jóvenes quieran montar una empresa o emprender como se le llama ahora, porque si sus padres han sido autónomos son los primeros que le aconsejan así y si han sido funcionarios porque no hay una vida mejor.

Todo lo público está de moda, pero nadie piensa que los que cobran del estado lo hacen con los impuestos de las empresas y los particulares.

Hay unas lagunas en el sistema educativo enormes que distorsionan la imagen en contra de las empresas que bastante tienen con sobrevivir, que no es poco.

Las noticias y los medios de comunicación tampoco ayudan porque solo cuentan cuestiones negativas, despidos en algunas empresas, alguna injusticia aislada y nunca cuentan lo importante que es tener un empleo estable para cualquier persona.

Nadie puede hacer nada ni planificar su vida sin empleo estable, desde comprar una vivienda, un coche, una vida digna, incluyendo el ocio, sin embargo, esto nunca se dice ni es motivo de conversación.

Y para colmo en España, como le vaya bien a alguien con su empresa, empiezan las críticas, las envidias y las faltas de respeto hacia el creador.

Nadie habla de las horas trabajadas sin fines de semana, sin vacaciones ni tiempo personal en los inicios de la empresa, pero si esta en unos años crece se empiezan a buscar excusas para justificar que por eso le va bien.

Ni por su enorme esfuerzo, ni por su dedicación plena, ni por su inteligencia y su formación, de repente el líder debe ser la diana de todos los males.

Si cada político tuviera que estar un tiempo como autónomo o pequeño empresario se acabarían todas las acusaciones falsas, mal explicadas y sobre todo injustas.

Así no se genera un ambiente adecuado para el mundo de los negocios sino todo lo contrario, se elimina cualquier idea de emprender o comenzar un negocio.

Hay jóvenes con buenas ideas, pero no están en el ambiente oportuno, sino en otro hostil donde va a estar mal visto haga lo que haga. Así es imposible progresar.

Si queremos una sociedad próspera que evolucione positivamente tenemos que empezar por contar la auténtica realidad a los niños desde sus primeros años de colegio y luego ir enseñándoles la importancia de que haya empresas cuanto más sanas mejor y solo así la gente que trabaje en esas empresas tendrá mejores condiciones. Pretender recoger sin sembrar nunca fue un buen mensaje.

Actualmente, las empresas libran una batalla con multitud de frentes abiertos que las ponen en peligro si no son capaces de adaptarse a los bruscos cambios del entorno.

También hay terremotos económicos y guerras económicas, pero la diferencia es que no hay armamento ni hay un invasor y un invadido, sino muchas muertes empresariales que son muertes económicas de personas, que son perdidas de calidad de vida digna para la población, son muertes más silenciosas pero no por ello menos dramáticas.

Cada vez que cierra una empresa y no abren otra esa zona se vuelve más pobre y la sociedad se vuelve más miserable no solo en el plano económico sino en el plano cultural que es donde en realidad se juega esta partida.

Se habla de calidad de vida, de empleos dignos, pero eso viene después de gente formada y dispuesta al esfuerzo, al riesgo y al progreso para ganarse él y sus empleados la vida de forma honesta.

Normalmente, los que quieren robar o aprovecharse de los demás no montan empresas entre otras cosas porque no merece la pena, nadie puede tener una buena empresa si trata mal a su gente.

- Más barato estaría el pan si no hubiese tanto holgazán.
- Nadie cuida al cuidador que es el líder o creador de una empresa.

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