Starlink: Battle for Atlas, todo un universo por explorar

La nueva creación de Ubisoft mezcla figuras de acción real tipo Amiibo para construir un ecosistema de naves personalizables -piloto incluido- que se moverá en un ecosistema de planetas, permitiéndonos disfrutar de infinidad de historias en un solo título.

23/12/2019

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana... No, hoy no vamos a hablar de ningún videojuego de la saga Star Wars, sino de uno de sus "hijos putativos" o, por lo menos, ahijado culturalmente. Se trata de Starlink: Battle for Atlas, una fantasía de acción espacial que ocurre... ...

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana... No, hoy no vamos a hablar de ningún videojuego de la saga Star Wars, sino de uno de sus "hijos putativos" o, por lo menos, ahijado culturalmente. Se trata de Starlink: Battle for Atlas, una fantasía de acción espacial que ocurre... pues eso, en una galaxia muy lejana en un tiempo indeterminado, y que nos da una libertad de movimientos que lo convierten en un título muy interesante.

Exploración y explotación de planetas, construcción de naves, recluta de tripulaciones, y batallas espaciales son los ingredientes de esta aventura en tercera persona que, sin lugar a dudas, volveremos a jugar una y otra vez, porque nunca se acaba.

Emparentado con una saga histórica

Aunque solo se deje ver en la versión para Nintendo Switch y como add-on (totalmente jugable, eso sí), Fox McCloud y su Arwing son el nexo de unión con el universo Star Fox. Tal vez su aparición se deba a dotar de un poco de fuerza a Star Fox 2, aparecido oficialmente el pasado 2017 para la Edición Clásica de la SNES, y para generar interés en los futuros títulos de la saga del zorro interestelar. Además (y eso lo explicamos en detalle más adelante) cuenta con el atractivo de poder posar nuestras manos sobre la figura del propio Fox y de la Arwing.

Una premisa interesante

Starlink: Battle for Atlas busca ofrecer la experiencia que todo jugador desea: adaptarse a las acciones de este, valiéndose de una dinámica que, por lo menos en idea, busca utilizar el "efecto mariposa", aunque con ciertas limitaciones. Al explorar el espacio e interaccionar con facciones alienígenas, aliándonos con unas u otras, nuestra experiencia cambia, y también lo que ocurre en nuestro universo.

Es decir, dos jugadores que jueguen al mismo juego, al hacer cosas distintas, generarán diferentes líneas de juego, por lo que su experiencia será individualizada y no extrapolable a la del otro. A partir de esta interesante premisa, el resultado de su implementación es más que notable, tanto a nivel gráfico, como de riqueza del universo creado, como de jugabilidad. Ubisoft, la productora del juego, ha acertado en una fórmula parecida a No Man´s Sky aunque más contenida, especialmente en lo que respecta al número de posibilidades.

Esto nos permite también exprimir más el juego con más horas dedicadas a él, ya que volver a empezarlo no será nunca seguir el mismo camino con nuevas variaciones, sino todo lo contrario: a partir del mismo punto de partida y con las mismas mecánicas, vivir una experiencia distinta.

Podremos construir nuestra nave a medida, intercambiando partes con total libertad, y armándola hasta los dientes como deseemos. Los planetas que visitemos tendrán cada uno su propio ecosistema, con su flora y su fauna diferenciadas, y sus características propias, y podremos volar no solo a ellos, si no penetrar en su atmósfera y recrearnos volando a baja altura. En definitiva, este es uno de aquellos títulos en los que no sólo la acción es lo fundamental, si no que la experiencia del viaje tiene un rol fundamental en la forma de disfrutarlo.

No solamente visitaremos los planetas, sino que también los ocuparemos, en pugna contra otras facciones, para hacernos con los recursos que estos ofrecen. En total, tenemos siete mundos en este sistema estelar, con nombres tan evocadores como Haven o Sonatus. Como pilotos, tendremos hasta una decena de opciones, tanto humanos como alienígenas, e incluso un cyborg como Judge. Finalmente, podremos elegir nave de entre seis, y armarla a partir de una panoplia de una quincena de armas distintas. A medida que progresemos, nos haremos más poderosos, ya que dispondremos de mayores recursos, armas y naves, pero también nuestros enemigos irán haciendo crecer su poder en la misma o superior proporción.

En el apartado gráfico, Starlink nos ofrece una estética y unos movimientos que lo acercan de una forma excelente al arcade puro y duro. La banda sonora es más que correcta, y aunque no destaque especialmente, cumple perfectamente su objetivo: hacer agradable la experiencia sin robar demasiado protagonismo.

Al rescate de nuestro capitán

Como ya hemos dejado a entrever, la acción se desarrolla en otra parte del universo, concretamente en el sistema estelar Atlas, por donde pasaremos circulando con nuestra nave espacial Equinox, ignorando todos los peligros... hasta que sea demasiado tarde. Tras ser asaltado por La Legión Olvidada, el Equinox logrará escaparse solamente para acabar estrellándose en un planeta cercano, donde Grax, el líder de La Legión, tomará como rehén a nuestro capitán.

¿Cuáles son las intenciones de Grax? El líder de La Legión está obsesionado con una antigua raza de alienígenas, los Wardens y, más concretamente, con la tecnología que estos dejaron atrás, la cual pretende utilizar como armas para su ejército si puede saber cómo funciona y disponer de determinadas partes que necesita y no encuentra.

A partir de aquí vamos a tener que recorrer este particular universo, de planeta en planeta, buscando artefactos antiguos y los conocimientos de la civilización de los Wardens, reclutando a quienes creamos más útiles para nuestra tripulación, adquiriendo material y nuevas armas para nuestras naves, y utilizándolas para luchar contra las distintas facciones a las que tendremos que hacer frente en nuestra aventura. El objetivo final, cómo no, es liberar a nuestro capitán de las garras de Grax, destruyendo a este último y a su nefasta Legión.

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