Cuando el Hiper Sector Electro Hogar es una sombra de lo que fue hasta 2008, es necesario preguntarse hasta dónde pueden llegar las caídas de las ventas. Aunque la campaña de Navidad imprimió oxígeno, muchos subsectores acumulan pérdidas superiores al 50% de su valor mercado.

Algunas voces apuntan a que durante la época de bonanza el mercado era superior al cifrado por consultoras, asociaciones, analistas y prensa especializada. La idea se sustenta en  una fórmula muy simple: los porcentajes de caída que se han ido repitiendo año tras año pueden ser próximos a la realidad, sin embargo, las cifras absolutas parece poco probable que lo sean, pues de estar ajustadas a la realidad algunos subsectores habrían desaparecido literalmente. El del Aire Acondicionado, por ejemplo, a día de hoy debería estar vendiendo tan pocas unidades que ni la fabricación ni la distribución resultarían mínimamente rentables.

Centrándonos en el subsector de la Línea Marrón, cabe decir que poca novedad equivale a poca cifra de negocio. Los receptores de televisión siguen siendo el producto estrella, pero también son equipos que pueden esperar a ser sustituidos en los hogares. La nueva generación de receptores es muy atractiva para el consumidor, pero no aparece en los primeros lugares de su lista de prioridades en un momento de dificultades como el actual. Tampoco ayuda que la renovación tecnológica de estos equipos no ha parado en los últimos diez años. El parque instalado es joven.

Las ventas si situaron en los 1.446 millones de euros, un 15% por debajo de las del año anterior, y que se suman a la contracción del 19% sufrida en 2012. Sólo las barras de sonido han crecido en ventas.

En general, 2013 tampoco ha sido un ejercicio para recordar, más allá de alinearse en el contexto de crisis como hicieron los anteriores cinco ejercicios. Es cierto que el fin de año resultó más satisfactorio que lo esperado y que las cifras macroeconómicas y tendencias de las que se vanagloria el gobierno español que en las últimas semanas indican que algo podría estar cambiando. Sin embargo, los dos primeros meses de 2014 no han resultado un cambo de ciclo. Los consumidores siguen sin dinero, los ahorros van menguando, y las expectativas de mejora del paro se alargan en el tiempo. El consumo privado sigue sin arrancar, salvo como reacción a acciones concretas, como los planes de incentivo en el sector del automóvil. Más allá de esto, poco más. Atonía, pesimismo y a esperar tiempos mejores parece la filosofía que guía a los consumidores españoles, cuya clase media tiende a desaparecer.