Electromarket_358

15 el pasado año, los precios y los ingresos por habitación disponible se situaron en un 14% y un 13%, respectivamente, por encima de los valores de 2019. Parte de este incremento se debe a los costes, pero podría haber favorecido una mayor rentabilidad y ayudado a sanear la posición financiera del sector. En cuanto al mercado laboral, la demanda de empleo por parte de las empresas ha permitido reducir la tasa de paro en Canarias, situándose en el 18%, 5,5 puntos porcentuales por encima del conjunto nacional. Por otro lado, la afiliación ha continuado creciendo en 2022 y a un ritmo mayor que el del conjunto de España, impulsada principalmente por la hostelería, el comercio y el sector público. Aunque los cambios en la legislación laboral han aumentado el peso de los contratos indefinidos, destacando Baleares, Madrid, Murcia y Canarias por el sector servicios, en las Islas el 57% de los nuevos contratos aún son temporales -cuatro puntos porcentuales menos que en el conjunto nacional-. BBVA Research prevé que la economía canaria registre una desaceleración en su crecimiento para 2023 y sitúa sus previsiones en el 2,8%. Sin embargo, se espera que esta desaceleración dure poco tiempo y que el PIB aumente un 3,3% en 2024, sólo una décima menos de lo esperado para el conjunto del país. El crecimiento de la economía en esta comunidad mejorará a medida que se vayan reduciendo las incertidumbres actuales. El precio de la energía será clave, tanto para las familias como para las empresas. En concreto, en Canarias, un aumento del precio del petróleo del 10% restaría 0,2 puntos porcentuales al aumento del PIB por año. De hecho, la economía canaria ganará tracción a medida que la ejecución de los fondos Next Generation (NGEU) se aceleren. De hecho, el reparto de fondos europeos del REACT-UE y del Plan de Recuperación continúa avanzando y alcanza ya los 2,7 puntos del conjunto del PIB nacional. En concreto, hasta finales de noviembre de 2022, las Islas Canarias -seguidas de Extremadura- son la región más beneficiada, con un volumen de ayudas asignadas que alcanza ya los 5,0 puntos porcentuales de su PIB regional. Estas ayudas, junto al impulso de la obra pública y la recuperación de la confianza y la demanda europea, son clave para el impulso de la inversión tanto en el sector turístico como para transformar la economía canaria, incrementando la relevancia de otros sectores.En este punto, cabe destacar la necesidad de que los fondos lleguen a la economía privada, lo que a tenor de los datos disponibles parece estar sucediendo con cierta lentitud. Por ejemplo, en 2022, los visados para la construcción de obra no residencial se situaron todavía 13 puntos por debajo del nivel prepandemia. En cuanto a la inflación, a pesar de que continuará cayendo en los próximos meses, será complicado reducir la subyacente. Si esta situación persiste durante un tiempo prolongado, las tensiones salariales podrían ser aún más intensas si la demanda de empleo asociada a los fondos europeos y una aceleración de la actividad produce escasez de capital humano con la formación adecuada. Ceuta y Melilla La economía de las dos ciudades autónomas españolas depende en los últimos años de las aportaciones que se aprueban desde el Gobierno de la Nación. Tras la pandemia, el Consejo de Ministros ha aprobado para inicios de 2023 los Planes integrales de desarrollo socioeconómico de las ciudades de Ceuta y Melilla, con una inversión conjunta superior a 711 millones de euros para los años 2023 a 2026. Según ha informado el Ejecutivo, Melilla recibirá 356.776.216 euros y Ceuta 354.684.270,30, tres cuartas partes a través de los Presupuestos Generales del Estado y fondos estructurales de la UE y el resto por el Programa de Recuperación, Transformación y Resiliencia. El Ministerio de Política Territorial ha permitido identificar más de 70 medidas de inversiones y reformas para cada una de las ciudades, dirigidas a garantizar las oportunidades de crecimiento y cohesión social y agrupadas en torno a tres ejes: nuevo modelo económico; infraestructuras y vivienda, y servicios. En materia de vivienda se incluye la desafectación de terrenos actualmente propiedad del Ministerio de Defensa para generar nuevas oportunidades de desarrollo urbanístico y promoción de vivienda asequible. Aunque algunas medidas son similares para ambas ciudades, se ha considerado la especificidad propia de cada una de ellas y, por ejemplo, en el caso de Ceuta, destaca una medida que, según el Gobierno, goza de un ‘amplio respaldo’ por parte de todos los actores de la ciudad, como es el impulso de la Formación Profesional. En el caso de Melilla, su plan se hace eco de propuestas incluidas en el que, a su vez, elaboró la propia ciudad autónoma, incluyendo aquellas medidas cuyo diseño y ejecución es de competencia estatal, en materias como energía -para generar “un nuevo modelo de seguridad y sostenibilidad energética”, según la portavoz-, empleo o comercio electrónico. En ambas ciudades españolas se constituirán oficinas de gestión de proyectos para ejecutar el importante volumen de recursos que se inyectará en la economía, con especial atención a las inversiones procedentes del PRTR. Según los datos de INE, Melilla tenía, a 1 de enero, 83.195 habitantes, con un crecimiento del 26% en 20 años -10 puntos porcentuales más que la media nacional-, y Ceuta 82.533, un 16% más que en 2002, con densidades de población 65 y 44 veces superiores a la media nacional, respectivamente. Ambas ciudades autónomas, en las que el Estado es competente en materias transferidas a las comunidades como Sanidad o Educación, mantienen una fuerte presión migratoria que, en el caso de Ceuta, registró un episodio crítico con la entrada en su territorio de alrededor de 12.000 personas procedentes de Marruecos los días 17 y 18 de mayo de 2021. Los analistas económicos de la Ciudad Autónoma confían, aunque todavía con dudas debido a la incertidumbre general, en que Ceuta recupere en 2023 los niveles de riqueza en términos de Producto Interior Bruto que tenía antes de la crisis de la enfermedad del coronavirus, algo más de 1.625 millones de euros. Los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre Contabilidad Regional de España han ratificado que la repercusión de la depresión a nivel local (-8,6% de caída del PIB) fue inferior a la registrada a escala nacional (-11,3%), pero también que la recuperación es más lenta a este lado del estrecho. Mientras que en el conjunto del país en 2021 se anotó un crecimiento de la riqueza del 5,5%, en la ciudad autónoma no pasó del 4%. Cabe recordar que Ceuta fue una de las autonomías con menor caída del PIB en 2020, pero también la que tuvo menor recuperación un año más tarde. Pese a crecer un 4% en 2021, se situó junto a Melilla en los últimos lugares y lejos no ya solo de la media española (5,5%), sino sobre todo de las regiones con mejor comportamiento. Se trata de Baleares (10,7%) y Canarias (7%), que también habían sido protagonistas de los mayores retrocesos (-28,2% y -19,1%, respectivamente) un año antes. En concreto, el PIB por habitante en la ciudad autónoma solo equivalía el año pasado al 61% del que se alcanzó en la capital de España (34.821 euros), superior tanto a la media de la UE-27 (32.430) como a la estatal (25.498).

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