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77 mismo con el número de unidades vendidas: ha bajado de los 5 millones de tablets a los 4,9 actuales. En tercera posición, tenemos al fabricante chino Huawei, que baja tanto en cuota de mercado (ha pasado del 10,5% al 10%) como en unidades vendidas (caída desde los 3,5 millones hasta los 3,3 actuales). En lugares más alejados nos encontramos con otros gigantes del sector como Amazon, que ha logrado un aumento conside- rable de la cuota de mercado, al pasar del 4,8% al 7,4% actual; al mismo tiempo que también aumentaba ventas (de los 1,6 millones a los 2,4 actuales). Finalmente, y en quinto lugar, nos encontramos con otro fabricante chino: Lenovo, que no logra superar expectativas al bajar tanto en cuota de mercado (-0,2%) como en ventas (-0,1%). El hundimiento de los e-books Peor suerte han tenido otro de los dispositivos electrónicos que hasta hace bien poco eran la esperanza del sector. Nos referimos a los lec- tores de libros electrónicos, más comúnmente conocidos como e-books o e-readers. Si hace cosa de una década se les consideraba como el regalo estrella de las Navidades, hoy en día su cuota de mercado es prácticamente inexistente y sus ventas se sostienen gracias al soporte que ofrece Amazon a su famoso Kindle. El resto de fabricantes prácticamente han desaparecido Los principales fabricantes por cuota de mercado a nivel mundial son al 2T19: Apple con el 38,1%; Samsung con el 15,2% y Huawei con el 10% del segmento y los únicos que sobreviven lo hacen gracias a seguir las mismas prácticas comerciales que Amazon: suelen ser lectores digitales ligados a una gran cadena de distribución de libros, como es el caso del Kobo que cuenta con acuerdos con la FNAC o con W.H. Smith, entre otros. En cualquier caso, todo hace pensar que los libros electrónicos o están a punto de desaparecer o si no lo hacen, estarán circun- scritos a un pequeño grupo de fieles usuarios que hacen uso de ellos para adentrarse en el ecosistema de un gran gigante comercial de libros. Parte de su fracaso puede estar debida a las políticas de precios (y de impuestos) que sufren los libros electrónicos. Muchos usuarios no comprenden como una nove- dad en e-books, que no necesita impresión, ni cuenta con gasto en papel, encuadernación o distribución, cueste prácticamente lo mismo que su edición en papel y tapa dura. Idéntico razonamiento para el IVA que se paga por el mismo, que poco menos que es el de un artículo de lujo (21%), cuando idéntico libro en papel sólo tributa al 4%. En cualquier caso, las cifras son las que son y el futuro que se le augura es más que negro. Con una caída de las ventas del -17%, un peso del seg- mento de tan sólo un 1%de toda la líneamarrón y unas ventas que no remontan pese a una caída de los precios; sólo un pequeño milagro podría salvar a los lectores electrónicos.

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