La conexión post-Covid exitosa

José Carrasco, director general de Fersay, reflexiona en el siguiente artículo acerca de cómo han reaccionado las empresas ante la crisis económica derivada del Covid-19 y cómo se debe impulsar el talento, favorecer la unión entre trabajadores y su formación para salir a flote.

07/09/2021

Por José Carrasco Pasar por una situación tan extrema como la caída tan radical de la economía debe ser sin duda una digna oportunidad de análisis que nos sirva a todos como aprendizaje. La forma en que las personas y por lo tanto las empresas hemos reaccionado deja muchas lecciones que conviene ...

Por José Carrasco

Pasar por una situación tan extrema como la caída tan radical de la economía debe ser sin duda una digna oportunidad de análisis que nos sirva a todos como aprendizaje.

La forma en que las personas y por lo tanto las empresas hemos reaccionado deja muchas lecciones que conviene tener en cuenta para seguir nuestro proceso de adaptación a este entorno tan turbulento y lleno de sobresaltos continuos.

Una de las lecciones sin duda clave es cómo han reaccionado en nuestro equipo ante esta catastrófica situación derivada del Covid-19 las diferentes personas y sus distintos caracteres y personalidad, quiénes han sido claves para poder seguir hacia adelante y quiénes sin embargo se han quedado en una cómoda situación mirando desde la grada.

Otra importante lección es analizar el talento real que han demostrado tener nuestros colaboradores y cómo lo han usado para reaccionar y adaptarse a algo tan inesperado y potente como la gestión en pandemia de nuestra empresa. Y qué grado de inteligencia emocional (que es la prioritaria en estos casos) han aportado para hacer más llevadera la situación y contribuir así a mejorar los ánimos de todos.

Es en la buena gestión de sus emociones donde se nota la madurez de un equipo bien preparado y formado y con un agradable ambiente de trabajo y siempre en cualquier crisis de la intensidad que sea si tienes un auténtico equipo tienes un tesoro, ya que estas situaciones tan drásticas se sobrellevan mucho mejor acompañados que solos.

Los llaneros solitarios y los individualistas han quedado sin duda ha descubierto y más que nunca se ha evidenciado su nulo papel tras esta crisis.

Ya sabemos que potenciar el talento es clave para dar vida a nuestra empresa y su falta es un auténtico suicidio hoy día. El talento se compone de las competencias que cada uno tenemos, nuestro nivel de compromiso y nuestra contribución real a los buenos resultados y esto también es digno de analizar para verificar la situación real de nuestra plantilla tras esta grave y profunda crisis que seguro ya no coincidirá con lo que creíamos tener.

Ahora ha quedado retratada cada empresa y su mejor inversión posible que es la formación de su personal, pero constante y actualizada ya que hacer un curso al año no es ni mucho menos suficiente, debe haber un plan de formación potente y serio.

Surgen muchas preguntas interesantes en torno a esta reacción a la crisis, por ejemplo:

-¿Quiénes han sabido priorizar lo importante sobre lo urgente?
- ¿Quiénes han seguido teniendo a los clientes en su centro de prioridades?
- ¿Quiénes han generado buen ambiente a pesar de la situación?
- ¿Quiénes han sido más solidarios con sus compañeros/as?
- ¿Quiénes han demostrado más capacidad de adaptación a la situación?
- ¿Quiénes han apoyado, respetado y potenciado las normas de prevención de nuestra salud en la empresa?
- ¿Quiénes han sido flexibles en las formas de trabajar para ser más polivalentes que nunca haciendo cambios sobre la marcha para proteger el servicio al cliente?

Y seguro que algunas preguntas más según haya sido la experiencia de cada empresa, pero lo que es seguro es que para todos será una lección válida sobre la que merece la pena reflexionar y tomar buena nota.

Es obvio que la conexión ideal actual para volver a crecer en cualquier empresa tanto si esta crisis nos ha afectado negativamente como positivamente consiste en aplicar la fórmula PERSONAS+TALENTO+ACTITUD=RESULTADOS POSITIVOS.

Ya hemos comentado otras veces que para que haya clientes satisfechos (si no lo hay estaremos a punto de cerrar) antes debe haber empleados satisfechos, pero además de esto los empleados deben estar formados y en estas situaciones es donde se ve muy clara la diferencia entre quienes hemos invertido más en formación de los que han invertido menos o nada que por desgracia en este país todavía existen sobre todo en las pymes que somos la gran mayoría del tejido empresarial.

Por otra parte, la cultura de la empresa a través de su visión, misión, creencias y valores han sido una vez más los cimientos que han sujetado nuestro edificio en este terremoto.

La unión del grupo nunca fue tan importante como ahora y en aquellas empresas donde se haya formado un equipo más unido obtendrá resultados mejores a medio plazo.

Estoy seguro de que aquellas empresas donde se ha reaccionado de forma solidaria saldrán fortalecidas y conseguirán posicionarse mejor de lo que estaban en su mercado.

- No conocemos todas las soluciones, lo único que podemos hacer es preparar a las personas para que sean capaces de encontrarlas.
- Ningún mar en calma hizo experto a un marinero.

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