La cosa está entre Call of Duty: Infinite Warfare y Battlefield 1 para erigirse como el mejor shooter en primera persona del año. Y si bien la disputa por el trono está reñida, algunos de mis conocidos me aseguran que Battlefield 1 tiene aquel "puntillo" que hace a los ganadores. Así ...
La cosa está entre Call of Duty: Infinite Warfare y Battlefield 1 para erigirse como el mejor shooter en primera persona del año. Y si bien la disputa por el trono está reñida, algunos de mis conocidos me aseguran que Battlefield 1 tiene aquel "puntillo" que hace a los ganadores.
Así que vamos a investigar como es la última creación de la celebérrima saga de Electronic Arts y DICE.
Si hiciéramos un estudio sobre las guerras que han protagonizado más videojuegos, la ganadora absoluta sería la Segunda Guerra Mundial. Diametralmente opuesto ha sido el protagonismo de la conflagración global que la precede en el mundo de los videojuegos.
Wings of Glory (1994), un simulador de vuelo, es de los pocos videojuegos que tocan este convulso periodo histórico -por cierto, de la misma EA-, que tiene motivos para no hacerse atractivo a los diseñadores.
Porque si conocemos mínimamente la historia de la Segunda Guerra Mundial, sabremos que fue una conflagración dinámica, marcada por el uso de vehículos a motor, y sin unos frentes estáticos excepto en ocasiones muy contadas como los sitios de Leningrado o Tobruk. ¿Qué gracia tiene limitarse a disparar desde una trinchera? ¿Dónde está la jugabilidad cuando te acribillan con solo asomar la nariz a la tierra de nadie?
EA no se ha limitado a plasmar la realidad del conflicto, y si bien el armamento y elementos de la escenografía son detalles que se han cuidado, la acción excede a lo que un soldado habría experimentado entre el 14 y el 18. Todo sea por "matar" unos cuantos píxeles en la pantalla (todas las guerras fueran así, virtuales...).
La puesta en escena también excede lo vivido, y uno podría pensar, jugando a Battlefield, que los campos de batalla de Flandes, o de Oriente Próximo, por ejemplo, estaban plagados de tanques y de armaduras personales en un cruce entre la época medieval y la estética steampunk. Pero no, no fue así, y estas innovaciones se vieron más bien en cuentagotas.
Pero ¿tampoco habéis oído nunca hablar de las "licencias cinematográficas"?