La aparición de múltiples categorías de dispositivos personales de acceso a la información digital y a Internet ha sido la nota característica de este año que ahora concluye y lo será mucho más durante 2015 y 2016. La frontera que separa un tablet de un portátil ultraligero o un smartphone con pantalla grande es más difusa que nunca. Probablemente, la denominación genérica usada hasta ahora ya no tiene mucho sentido para el consumidor.

Es difícil, por ejemplo, clasificar a la Surface 3 de Microsoft. Con una pantalla táctil de 12 pulgadas, sus amplias prestaciones y un precio comparable a un portátil de gama media o un smartphone de gama alta, difícilmente se le puede considerar una tableta normal, pero tampoco es lo que se entiende generalmente por un portátil. Lo mismo podría decirse de las tablets de Samsung Galaxy Tab Pro o Note Pro con pantalla de 12,2 pulgadas.

Un dispositivo con pantalla táctil de siete pulgadas y conectividad Wi-Fi, a un precio muy inferior a los 100 euros y consecuentemente con unas prestaciones y calidad de los componentes limitadas, es una tablet, pero con el añadido de "gama baja" o low cost. No es directamente comparable con los modelos Galaxy de Samsung o iPad de Apple, pero pueden tener el mismo tamaño de pantalla y cumplen razonablemente bien su función de acceso a la información digital. La relación entre precio y prestaciones es inmejorable. En realidad, los ordenadores portátiles tampoco han sido nunca homogéneos, porque existen y han existido modelos con precio y prestaciones incluso comparables a una estación de trabajo y otros con características inferiores a algunas tablets de gama alta, como es el caso de algunos portátiles que funcionan con el sistema operativo Crome, los llamados también "Cromebook”.

Esta proliferación de propuestas y mezcla de categorías ha perjudicado especialmente a las tablets, porque se han quedado en un terreno indefinido. Han participado con ventaja de muchas de las ventajas de los smartphones, especialmente la inmediatez a la información, y de los portátiles, como la mayor capacidad de cálculo. Pero también han evidenciado serias limitaciones: una tableta no se puede llevar en el bolsillo y su precio se asemeja a un smartphone o a un portátil si se quieren realmente prestaciones.

Lo sucedido con las ventas de las tablets y de los portátiles este 2014 y las previsiones para 2015 demuestran la contradicción inherente a las tablets entre tamaño, precio y prestaciones, al igual que ocurrió hace una década entre el portátil y el ordenador de sobremesa o hace escasamente un lustro entre el netbook o portátil de bajo coste y el portátil típico de quince pulgadas y dos kilos y medio de peso y precio muy asequible. La diferencia es que antes la dicotomía era entre dos propuestas tipo y ahora se trata de elegir entre un abanico continuo de interminables relaciones entre tamaño, precio y prestaciones, sin que haya tampoco ninguna que pueda convencer totalmente al consumidor, precisamente por su variedad.

 Las previsiones de ventas en unidades que las grandes consultoras como Gartner o IDC habían hecho para el mercado de portátiles y de tablets a principios y mediados de 2014 para todo el año no han sido como se esperaba. Se han vendido bastantes más portátiles de los previstos, especialmente los llamados convertibles, y muchos menos tablets de los esperados. Al crecer especialmente durante 2014 la venta de portátiles de gama alta y la de tablets de gama baja, la facturación de los portátiles ha subido bastante por encima de lo previsto y, en cambio, la de tablets ha caído más de lo esperado. La venta de smartphones, por el contrario, se ha estancado en un nivel muy elevado, más o menos como estaba previsto. De todas formas, las ventas combinadas de ordenadores de sobremesa y portátiles durante 2014, aunque hayan sido realmente superiores a las previstas hace unos meses, han caído del orden del 3% en unidades, después de un 2013 que ya retrocedieron un 10%. En cambio, las expectativas del mercado de tablets para 2015 son ahora bastante inferiores a lo que se había estimado hace un par de años.

Tras un par de años convulsos y que parecía de caída libre, el mercado global de ordenadores se ha estabilizado en torno a los 315 millones de unidades este año. Para el año que viene, no hay consenso entre las dos grandes: Gartner estima que el mercado mundial de ordenadores crecerá en unos 10 millones de unidades e IDC que bajará en una cifra similar. De todas formas, parece que la hemorragia de ventas de los últimos tres años se ha curado y, particularmente en Europa, el mercado puede crecer unos puntos los próximos años.