Baleares vive una tímida reactivación de su economía

En un contexto general de moderada recuperación, el archipiélago se prepara para asumir los retos del futuro próximo, entre ellos, fidelizar al turismo. 

27/11/2014

Se habla hasta de milagro. La economía balear, tras años de profunda crisis, comienza a despegar y a día de hoy sus cuentas públicas muestran equilibrio presupuestario, las cifras del paro llevan dos años en descenso y el Producto Interior Bruto (PIB) ha empezado a aumentar. Desde el gobierno regional, ...

Se habla hasta de milagro. La economía balear, tras años de profunda crisis, comienza a despegar y a día de hoy sus cuentas públicas muestran equilibrio presupuestario, las cifras del paro llevan dos años en descenso y el Producto Interior Bruto (PIB) ha empezado a aumentar. Desde el gobierno regional, las previsiones de crecimiento alcanzan el 1 por ciento este año y el 2,1 por ciento en 2015. Son cifras excepcionales dentro del panorama general español, y que se encuentran apoyadas por dos factores principales.  

Para empezar, toda la economía se ve fortalecida por la buena marcha del turismo, que aumenta tanto en número de llegadas como en el gasto que realizan los visitantes. Esto ha ido dinamizando el empleo, produciendo una reacción en cadena y consiguiendo incluso reactivar el sector de la construcción, que había perdido más de 33.000 empleos durante la crisis. Además, en 2013 el archipiélago consiguió, por primera vez en su historia, cumplir con los objetivos de déficit. En este contexto, el presupuesto de la región para 2015 será de un 4,14 más que en este año, con el objetivo declarado de incrementar el ritmo de crecimiento y mejorar la sanidad, educación y servicios sociales, que han sufrido especialmente las políticas de ajuste.

Además, el Gobierno también ha anunciado la bajada de todos los impuestos directos de la comunidad. Supondrá un ahorro de 60 millones de euros para la población de las Baleares, en una medida destinada a estimular la demanda interna. Pero no todos los indicadores son positivos. Baleares acumula una deuda que supone el 26 por ciento de su PIB, el cuarto mayor porcentaje de España, lo que puede lastrar su crecimiento. A esto se suma la relatividad de las cifras de desempleo, pues si bien la comparativa interanual a mes de septiembre revela un descenso del 10 por ciento, durante ese mes el paro aumentó un 4,35 por ciento con respecto a agosto, representando la comunidad con más subida en ese periodo. Otra de las claras debilidades de la economía balear es el consumo interno. Según el último informe Gadeso, que se centra en las opiniones de los consumidores acerca de la actual situación económica, la economía doméstica, el trabajo, el ahorro y el consumo, el 40 por ciento de los isleños tiene dificultades para llegar a fin de mes y el 93 por ciento no posee ninguna capacidad de ahorro.

Estos datos tienen su contrapunto: en 2013, los hogares baleares concentraron el 3 por ciento de las ventas de gran consumo que se realizaron en España en 2013, algo más de 1.470 millones de euros en productos de alimentación envasada, bebidas, cuidado del hogar, higiene personal y belleza. Estas cifras suponen un aumento del 3,1 por ciento con respecto al año anterior.

En definitiva, un panorama completamente atípico dentro del contexto español, que requiere, por tanto, sus propias medidas y acciones para afianzar las cifras más positivas, al tiempo que acciones decididas para favorecer el empleo y revertir tanto el negativismo de la población, con las perniciosas influencias que puede ejercer sobre las decisiones de consumo, como su verdadera capacidad e ahorro y compra.

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