El gran sector del videojuego no ha podido evitar que le afectaran los efectos de la crisis económica. Los signos negativos han aparecido en todas las grandes cifras. Pero pese a ello, la industria española se mantiene muy fuerte, goza de prestigio internacional y encara el futuro con gran dosis de optimismo.

A diferencia de otros muchos sectores industriales, el del videojuego sigue evolucionando aunque los números no acompañen. De hecho, lo hace a un ritmo muy superior al de la mayoría de sectores industriales, según se afirma desde la aDeSe, Asociación Española de Distribuidores y Editores de Software de Entretenimiento. Esta situación es el resultado del desarrollo y la aplicación de tecnologías más allá del campo del entretenimiento, pues el software y el hardware diseñado comienzan a aplicarse en nuevos ámbitos como la formación, la medicina, etc.

También, según aDeSe, se ha experimentado un cambio en el perfil de consumidor, que hoy por hoy alcanza a la gran mayoría de perfiles poblacionales. Han evolucionado los géneros, se han desarrollado innovadores periféricos que ofrecen nuevas fórmulas de juego… Para conocer mejor el perfil de los jugadores o gamers españoles, aDeSe ha realizado, con la colaboración de Gfk, un estudio sobre sus hábitos y costumbres. Según este estudio, los gamers son individuos activos, habituales de las actividades al aire libre y con inquietudes más allá de la consola.

Por otra parte, el sector ha sabido adelantarse a las necesidades y demandas de los consumidores, desarrollando software multisoporte tras la entrada en el mercado de nuevas plataformas de juego como los smartphones o las tablets. Por último, el sector ha vivido la expansión de la conectividad gracias a Internet, lo que ha producido un giro en las fórmulas de consumo y distribución de contenidos.

Pese a este “éxito”, el sector tiene como lastre el problema de la piratería, que es hoy por hoy el principal freno a su desarrollo. La tasa de piratería en videojuegos en España alcanza el 61,7%, una cifra que dificulta considerablemente a los editores ver recompensada la gran inversión económica que conlleva el lanzamiento de un título o de una nueva consola. A pesar de que la penetración del videojuego crece, el consumo legal cae. La entrada en vigor de la ley anti-descargas para la lucha contra la piratería es un aliciente que crea nuevas expectativas, pero habrá que esperar para poder valorar su efectividad.

Otro reto, en este caso nacional, en ascender en el ranking de países desarrolladores de producción propia. Al tiempo que esto es así, nuestro país es el quinto en consumo de videojuegos. Aunque el desarrollo en España está tomando un cierto auge -pues ya son numerosas las empresas que están desarrollando videojuegos y cada vez mayor el número de centros de formación especializados-, es necesario continuar impulsando la industria para no perder el tren.