Hierro y aluminio fundido, un amplio abanico de posibilidades en el menaje de cocina

 No todas las sartenes ni todas las cacerolas son iguales, el hierro y el aluminio fundido son dos excelentes opciones para el hogar. Cada metal tiene sus propias ventajas y desventajas.

04/08/2017

Aunque todos los utensilios sirven para lo mismo, entre una sartén buena y una normalita hay mucha diferencia. Y no únicamente a nivel de precio, sino a nivel de cali­dad. El principal factor que influye en la calidad de una sartén es el material y el proceso que se ha ...

Aunque todos los utensilios sirven para lo mismo, entre una sartén buena y una normalita hay mucha diferencia. Y no únicamente a nivel de precio, sino a nivel de cali­dad. El principal factor que influye en la calidad de una sartén es el material y el proceso que se ha utilizado para fabricarla. Una sartén puede hacerse de muchos materiales, las hay de hierro y de acero inoxidable, pero la mayoría de las que encontraréis en la tienda son de aluminio y se distinguen por su proceso de fabricación.

Y aunque de entrada puede parecer que la diferencia entre un proceso de fabricación y otro no debe de ser mucha porque al fin y al cabo todo son sartenes de aluminio, la verdad es que la hay. Y mucha.

Procesos del aluminio

Casi todas las sartenes que se encuentran en las tiendas están fabricadas siguiendo uno de estos tres procesos: estampación, forja o fundición.

Las sartenes de estampación se fabrican a partir de una lámina plana y poco gruesa de aluminio, a la que se aplica una gran presión con una prensa que tiene forma de sartén. Este proceso de fabricación es el más sencillo y también el más barato, por eso las sartenes de estampación son también las más baratas, las que podemos encontrar a partir de tres euros en cualquier tienda. Esta sartén tiene un problema: cuando el aluminio se calienta tiende a volver a su forma original, en este caso, a una lámina plana, por eso al poco de usarlas notamos que se van de­formando y que la superficie de cocción se abomba. Este factor, sumado al hecho que el antiadherente que acostumbran a llevar es de poca calidad, hace que su ciclo de vida sea muy corto.

Las sartenes de aluminio forjado se fabrican de un modo muy similar a las sartenes de estampación, pero en este caso se aplica calor al prensado. Esto permite dos cosas: que la lámina de alu­minio sea más gruesa, y por tanto más resistente que la que se utiliza en estampación, y minimizar la deformación de la pieza cuando se cocina. Y aunque estas sartenes son más caras, pagar un poco más realmente compensa, porque prácticamente no se deforman, duran más y cocinan mucho mejor que las sartenes de estampación.

El último proceso de fabricación es la fundición. En este caso se parte de aluminio líquido y se vierte en un molde que tiene forma de sartén. De este modo la sartén nunca se deforma al cocinar, porque ésta es su forma original. Este proceso es el más caro, pero también sin duda el que aporta mejores resultados en la cocina. Uno podría preguntarse qué puede haber mejor que la forja. Si una sartén de aluminio forjado es resistente, duradera, cocina bien y tiene un precio razonable, ¿hace falta más? Pues depende de la necesidad de cada uno. Trabajar con aluminio fundido permite dar distintos grosores a la pieza, un hecho que ayuda a repartir mucho mejor el calor y a conseguir que los alimentos se cocinen por igual en toda la superficie de cocción. Y por supuesto luego también están otros detalles, como los acabados, que son mejores, o las posibilidades que el aluminio fundido da a nivel de diseño. Además, las sartenes de aluminio fundido acostumbran a llevar los mejores antiadherentes.

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