Quién iba a pensar hace 10 años que el lanzamiento del iPhone, un equipo que en principio nada tenía que ver con la fotografía, iba a cambiar tanto el panorama del mercado fotográfico actual. Su impacto ha sido tal, que compañías asentadas en el sector como Kodak, pasaron a mejor vida y actualmente la presencia de equipos fotográficos del inventor del Kodachrome es prácticamente inexistente. La huella dejada tanto por el iPhone, como por los smartphones en general ha sido tal, que no sólo han supuesto una revolución total en la industria de la telefonía, sino que incluso han afectado de lleno a otros sectores que en principio nada tendrían que ver con ellos, como es el caso del de fotografía digital. Desaparecieron compañías centenarias, cambiaron hábitos de consumo y supuso la caída de segmentos que hasta el momento eran los dominantes, abriendo el camino a la llegada de otros inexistentes. Y eso sólo en cuanto a fotografía se refiere, porque los impactos en otro tipo de industrias han sido incluso mayores (por ejemplo la creación de todo un nuevo sector: la industria de aplicaciones móviles).

Pero para el sector que nos ocupa, la revolución de los smartphones ha tenido un claro impacto en las ventas de equipos fotográficos.
No sólo se han modificado los hábitos de uso (actualmente se hacen más fotos que nunca), sino también los de compra. Principalmente, porque los teléfonos inteligentes han “canibalizado” las ventas de equipos fotográficos tradicionales que competían en idéntico segmento.

Caen las ventas de cámaras tradicionales
Eso es justo lo que le ha sucedido al mercado de cámaras tradicionales: año tras año desde la aparición de los smartphones, sus ventas han ido disminuyendo, con caídas más que contundentes. Y en este 2016 que finalizamos no iba a ser diferente. Así, la principal damnificada ha sido la cámara compacta, que respecto al año pasado ha visto disminuir el número de unidades vendidas en el mercado español, en nada menos que un -30% (y un -20% en facturación). Pero no ha sido la única afectada, puesto que también las réflex de toda la vida han visto como la combinación de smartphones con la llegada de un nuevo segmento como es de las CSC, ha supuesto todo un impacto en sus cifras de ventas. Así, sus números han caído en nada menos que un -22% (con un -15% en facturación), lo que
es una cifra bastante contundente puesto que estamos hablando de equipos no precisamente baratos de media. ¿Cuál es la gran salvación del sector? La consolidación del nuevo segmento de cámaras réflex compactas (EVIL o CSC) que parecen ser muy atractivas para los nuevos consumidores fotográficos: aúnan la ligereza de las compactas de siempre, con la versatilidad y alardes  técnicos que ofrecen las réflex y hasta el momento impensable en equipos fotográficos de tan reducidas dimensiones.

Y los datos lo confirman, puesto que el segmento de CSC ha visto aumentos continuos de sus ventas desde su lanzamiento en 2004. De hecho, en el caso español, vemos como han supuesto nada menos que un 30% de la facturación en este 2016 que ha finalizado, con unas ventas en positivo de un 6%, que comparado con la caída de un -22% de sus “hermanas mayores” ya es todo un logro en la “Era del smartphone”.
 

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